Acabo de ver el documental "Presunto culpable" en el cine y la encontré atemorizante. No es una película de horror y me hizo sentir temor. Expone de manera muy simple el caso de un tal Toño, una persona acusada injustificadamente por un asesinato que él no cometió, él es el presunto culpable. Es una persona inocente metida en lo más profundo de la cárcel, condenado a pasar un poco más de veinte años de encierro sin motivo real alguno. De no ser porque las coincidencias de la vida y un gran golpe de suerte le pusieron en el mismo camino de una pareja de abogados que hacían su doctorado, su historia hubiera sido más bien de encierro y olvido. Ellos, junto a un abogado penalista, descubren una serie de irregularidades que les consiguen anular el primer juicio y abrir uno nuevo y "fresco", las comillas son porque es el mismo juez el que se encarga del caso nuevamente. Por fortuna para el joven, el caso termina a su favor después de un dramático desenvolvimiento. El mérito que tiene el documental es mostrarnos como todos estamos expuestos a los atropellos por parte del sistema de justicia. Esa es la verdadera historia de horror: El expediente de nuestro caso sepultado bajo miles de expedientes más, recibiendo la atención únicamente del polvo que cae y que una corriente de aire mueve de cuando en cuando.
Me he preguntado en un par de ocasiones que sería de mí si fuera yo a dar en la cárcel por algo, pero prefiero evadir ese tipo de cuestionamientos internos. No encuentro fructífero angustiarse por cosas que no son. Y espero fervientemente, que no sean jamás.
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