miércoles, 22 de julio de 2009

Harry… ¡Oh! Harry Potter y el príncipe ¿Quién?

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Dice el refrán mexicano que no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla; así, después de un retraso de algunos meses por parte de la casa productora para el estreno de la película de Harry Potter y el misterio del príncipe, que según las primeras fechas debió haberse estrenado en Diciembre del 2008, llegó a las pantallas de nuestras mexicanísimas salas de cine la magia del ya no tan pequeño maguito con anteojos y sus dos alegres amigos.

A mi no me culpen de la tan generalizada tendencia de comparar, siempre e invariablemente, la adaptación de una película con el libro del cual surge. Es lo más natural que uno siente debe hacerse. Sí al momento de estar leyendo el libro las imágenes evocadas por las palabras que se forman poco a poco en nuestras cabezas, nos hace vivir emociones diversas y nos contagió de ese espíritu indomable de la curiosidad por saber que va a pasar en los capítulos venideros, nos ayuda a recrear los fantásticos lugares, espacios, animales y objetos de este universo, lo menos que espero yo al pagar para ir al cine a verla es que al menos la historia se parezca a la del material de origen, en este caso: El libro. Si a mí, sin fortuna alguna y sin esfuerzo personal, el libro dibujo todos sus elementos en mi mente, espero que al ponerle unos doscientos cincuenta millonsejos de dólares y personas expertas en sus diferentes áreas, el resultado debe ser al menos medianamente aceptable. Triste es la verdad que reza que la vida no es justa (porque todo mundo sabe que ser bueno es fácil, lo difícil es ser justos) y debo decir que está cinta me decepcionó. Esperaba, durante estos dos años, que la batalla de la torre del observatorio fuera algo espectacular, es más, que los críticos hicieran pedazos a la película por lo exagerado de las escenas y las confrontaciones entre alumnos y maestros contra los mortífagos. Y nada. No pasó nada. No hubo pelea. Una débil confrontación de Draco con Dumbledore quien sabía que ya lo andaba queriendo matar y como si llegara a pedir una tacita de azúcar llegan los malos y de la nada Severus Snape aparece y ¡PUFF! Lo mata. Aclaración: No me reclamen que les he contado el final de la película, que no termina aquí y el libro tiene varios años escrito y esto era de conocimiento generalizado.

Espere ver más recuerdos de Tom Ryddle. El Voldemort humanizado, por qué se hizo malo, sus motivos detrás de sus acciones. Esperaba que Snape fuera puesto en más situaciones que nos hicieran dudar de su verdadera lealtad y que transmitiera la imagen que transmite al final del libro. Nada. Neville Longbottom casi no habla, Luna Lovegood, como siempre, es un personaje genial. Ginny estuvo muy débil, toda la línea de la historia entre Tonks y Lupin la desaparecieron, entre otras cosas. Molly Weasley, casi no habló y la otra línea entre Bill y Fleur De la Coeur ni siquiera se mención. De esto podemos deducir que no habrá boda para la siguiente entrega, además, El funeral de Dumbledore fue un suceso notable. Hasta la odiosa de Dolores Umbridge acude a presentar sus respetos y aquí no hubo nada. Debió haber sido como el Michael Jackson del mundo de la magia. Si tan importante era, lo correcto era que se hiciera un servicio funerario a su altura. Pero no. Se limitaron a alzar sus varitas al aire para borrar la marca tenebrosa del cielo y fue todo. Pobre Dumbledore. Que manera de ignorarlo. Y ahora el título ¿Qué tiene que ver el libro de pociones del príncipe mestizo con todo esto? Lo tuvieron que incluir, se nota, porque el libro así se llama, sino seguro lo hubieran quitado también.

Sí, ya dejé claras mis inquietudes e inconformidades con el film, pero ¿Me gustó? Mmm... la pregunta es simple, corta y precisa. La respuesta, desafortunadamente, no corre tal suerte. Me “medio” gustó. Eso porque me gustó el libro. Se me hizo lenta. Muuuy lenta en ocasiones. Hubo varias cosas que me gustaron y otras que no tanto. El look se me hizo diferente. Frío en casi todas las tomas, con tonalidades azules, grisáceas, de sentimientos distantes y sólo cuando están en la Madriguera de los Weasley los tonos se hacen cálidos. Se notó demasiado la intensión del uso del color. Creo que hubo un abuso del efecto de “blurring” en algunas zonas. Pocas fueron las imágenes que tuvieron profundidades de campo extensas, pero imagino que fue la decisión del Director de fotografía y el Director para conseguir efectos de ensueño (o pesadilla). Adoré en gran manera los efectos especiales de los mortífagos, sus acelerados vuelos transformados en largas trayectorias de humo arremolinado; de igual forma, el pensadero. Como si fueran gotas de tinta cayendo en un claro de agua creaban los cuerpos de las personas y las cosas. Y que decir de la escena donde Dumbledore se deshace de los inferi (que así se llaman) que le atacan a él y a Harry Potter cuando intentan recuperar el relicario convertido en un Horrocrux por Voldemort. Ese torbellino de fuego en la cueva de cristal fue fabuloso.

Puedo concluir que me gustaron los efectos especiales mucho. El estilo en general de la película no tanto. La adaptación a la pantalla mucho menos. Y entiendo que hacer adaptaciones de este tipo de obras es por demás difícil. ¿La volvería a ver? Seguramente sí. De hecho la voy a comprar cuando salga a la venta. Y esperaré de una manera muy, pero muy ingenua, que la próxima película sí cumpla mis expectativas.

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