Ayer, escribiendo a un amigo que ahora está lejos del país, recordé un plan de vida que escribí y que traía doblado en mi cartera, todo el tiempo, para no olvidarlo. Durante varios años me acompañó hasta que fue necesario hacerle actualizaciones, revisar su vigencia y adaptarlo a mi nueva realidad, es decir, crear otra lista.
¿Qué motivos tuve para escribirla en primer lugar? Lo hice cuando me di cuenta que mi vida carecía de un objetivo claro, un rumbo, un norte al cual dirigir mis esfuerzos. Necesitaba un faro en la inmensa amplitud del horizonte que era la vida de mi recién inaugurada juventud adulta. Cuando me sintiera perdido tendría a donde voltear y podría tomar el timón y siempre girar para corregir el rumbo; poner de nuevo en marcha el motor, a toda potencia, y continuar con la serenidad que la certeza de las cosas puede dar.
La lista era corta y de amplio espectro. Contenía objetivos de todo tipo, sin orden jerárquico de importancia ni de ningún otro tipo. Al escribirla puse en papel algunos deseos que tenía y les puse tiempo, cuando aspiraba a llevar a buen término y a convertir en realidad aquellas aspiraciones. Al terminar la repase detenidamente, la doblé y la metí en mi cartera, lugar de la cual fue huésped durante aproximadamente seis años.
¿Alcancé con los objetivos de la lista original? A continuación describo el status de cada uno de los puntos contenidos en el papel, después que se llegó su tiempo, retomando párrafos de la carta puedo adelantar que algunas cosas se cumplieron. Otras, todavía no.
Ya tengo casa propia. Con una hipoteca como casi cualquier persona de mi condición en el país, pero el papelito dice que el dueño soy yo. El hombre, amo y señor de mi lugar. Uno de mis sueños desde niño, tener un lugar mío.
Compré auto…Varias veces. Soy de perfil más bien utilitario en lo que los automóviles concierne y no tengo gran cosa que decir. No creo que alguna vez tenga “el auto de mis sueños” porque mis sueños no son automotrices.
Me siguen faltando por visitar dos continentes: Oceanía y África. Estoy trabajando en eliminarlos de mi lista próximamente.
No he ahorrado lo suficiente, y todavía no he establecido cuanto significa “lo suficiente”. Espero ser capaz de trabajar “lo suficiente” para compensar este punto. Sin embargo en el plano material (cochino y sucio dinero…Pero cuando uno lo tiene no le cuestiona la higiene) vivo muy cómodo, puedo permitirme viajar, darme de cuando en cuando mis consentidas (es que me quiero mucho) y compartir con mis seres queridos lo que tengo. Si pongo en la balanza lo del ahorro contra lo demás, salgo ganando por mucho.
No he aprendido japonés como pensé que lo haría. Pero, no he estudiado japonés como se supone debía hacerlo para aprender como pensé que lo haría. Así que después de todo este tiempo, no culpo a las circunstancias, que siempre han estado a mi favor, sino a mis aplazamientos constantes de esta materia. Ahora, no todo es pérdida en este rubro, y sin ánimos de justificar este abandono (por nombrarle de algún modo), inicié mis estudios de francés formales y pienso continuarlo. Marcador final: Empate.
Soy feliz. Ese era otro punto. Pero de una manera madura, no vivo sumido en un eterno estado de júbilo inacabable que no conoce fronteras ni rivales ni final. La vida cotidiana actual no lo permite. Pero aun con todo soy feliz. Miro a la felicidad como una actitud, como un ejercicio diario, que requiere esfuerzo y perseverancia, porque uno tiene que darse cuenta que para ser feliz, lo primero es quererlo. Desearlo desde las íntimas entrañas de tu persona, y después hacer que suceda. Doy gracias por lo que tengo. No soy un hombre de gran fe religiosa, soy más bien un poco cínico en ese sentido, sin embargo, y sobre todo cuando estoy un poco susceptible, pienso que tal vez hay algo más grande que yo y mis pocos problemas, y platico un poco. Como no necesito intermediarios, no voy a ninguna iglesia. Me doy cuenta que estoy mejor que muchos, cientos de miles de muchos. Que estoy sano, que conozco el amor, intenso, loco, apasionado, que hay muchas personas que me aman y que les amo, a cada quien diferente, de manera recíproca. Aprecio y encuentro el valor en las cosas pequeñas de la vida, y por muy cliché que suena (ya se, ya se, así suena) es lo que es. Entonces soy feliz.
He estudiado varias cosas y lo sigo haciendo. El desear saber, conocer más, es en mí una necesidad primaria. No podría ser de otra manera. Así que en el punto de “Aprender” tengo una palomita muy grande (o sea palomota).
El plan de vida en la cartera cerró su ciclo. Hay cosas que continúan. Sigo tocando piano, menos que antes, pero ya solucionaré eso. Sigo tomando fotos. Una vida sin imágenes es otra que no es mía, cada viaje, cada vuelta, cada instante. Dejo la huella de mi mirada impresa en papel. Otros verán lo que vi algún día, bonita forma de vivir más allá de tu tiempo ¿No?
Redescubrí mi pasión por la buena comida y la buena bebida. No hay nada más desestresante que cocinar y beber una buena copa de tinto. Estoy a punto de iniciar un blog de cocina por puro amor al arte. Sigo diseñando, estoy a punto de subir una entrada a un concurso de diseño 3D, es por hobbie, pero me encanta participar en estas cosas. Sigo leyendo de todo. El cine no ha dejado de seducirme y es para mi un verdadero deleite el ir a apreciar algo bueno o algo entretenido.
Por otro lado, finalmente sucumbí y me decidí a hacer algo que estaba guardado en el recoveco más recóndito de mis anhelos. Estoy escribiendo más y ya tengo una novela planeada. Tengo el outline listo, personajes, situaciones, historia, etc. Estoy en la etapa de definición apenas. Trabajando los detalles, para cuando se llegue el momento oportuno, ponerme a escribir a todo vapor. Todavía no tiene nombre, no he pensado en uno realmente. Lo haré cuando: a.) Terminé de escribirla, b.) Tenga un destello de ingenio.
También tengo un blog, que apenas empecé en Abril, se llama salyviento.blogspot.com , se supone que era de todo un poco lo que me interesa, además de mis ejercicios de escritura creativa.
No he escrito mi nueva lista en papel. Tal vez ya es tiempo. Un faro en la distancia puede ser tu mejor amigo cuando las cosas se tornan difíciles o confusas, porque en la vida, al igual que en las ofertas del supermercado: Todo está sujeto a cambio sin previo aviso.
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