jueves, 25 de junio de 2009

Con Australia en la cabeza

 

Escribí hace unos días sobre una cierta lista de cosas por hacer en mi vida, ya retomé el piano y eso me pone contento y me hace feliz. Me fascina sentarme a querer tocar alguna piececita musical sencilla, a que mis dedos se desentuman y recuerden lo que solían tocar, que aunque no era mucho, era lo suficiente para tenerme contento (razón primera por la cual inicié con lo del piano).

Ahora bien, tengo varios días que cuando me encuentro en esos momentos de tráfico en el volante del auto, cuando estoy haciendo línea para pagar algo, o en cualquier momento corto donde mi mente puede divagar un momento, la imagen de Australia aparece en mi cabeza. El siguiente destino puede ser de un viaje de vacaciones, bien merecidas, en cuanto las pueda tomar. No se si este año se pueda, probablemente no. Pero definitivamente será un lugar para visitar en un futuro próximo.

¿Porqué Australia? No lo sé desde pequeño he encontrado fascinante ese continente, sus especies endémicas, sus aborígenes con su peculiar interpretación de la realidad y el mundo de los sueños, las grandes extensiones de desierto incrustadas en playas hermosas, la lejanía de su territorio con respecto a mi país, los canguros, los sándwiches de vegemite, las pavlovas, el icónico edifico de la opera de Sydney.

Iré a Australia y finalmente tendré mi bumerang original.

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