lunes, 8 de marzo de 2010

Alicia y el Inframundo

 

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Un señor Inglés, que seguramente tomaba (casi siempre) el té acompañado de sandwichitos de pepino y pastel esponjoso con crema y mermelada a las cinco de la tarde como dicta la costumbre del Reino Unido, de La Gran Bretaña, escribió un cuento que bien podría haber sido sacado de la mente de cualquier junky de callejón o bajo los influjos de alguna potente droga alucinógena. Este sacerdote le dio al mundo su Alicia y el mundo donde ellos (él y ella) habitaban y podían ser felices Wonderland. Un lugar al cual se accede a través de un hoyo-madriguera de conejo, uno muy grande por lo visto para poder permitir el paso a algo tan grande como una niña de vestido azul y delantal blanco (que nunca se ensucia por lo visto).

El país de las maravillas (wonderland) es un lugar de locos, donde todo, absolutamente todo puede pasar. ¿Qué es lo increíble de todo? Que las obras de Lewis Carroll, que así se llamaba nuestro matemático / sacerdote / lunático / escritor, se ponen aun más chifladas en la obra menos popular “A través del espejo”, lo cual sobrepasa cualquier idea que uno tenga de alucinación. Sin embargo, a su modo, son obras brillantes, que sirvieron para contar historias fantásticas de seres fabulosos que habitaban en lo recóndito de la mente del hombre, hay logros literarios que benefician más al inglés que al español, y los cuales omitiré por pura salud mental y para ocuparme de lo superficial.

La película más conocida es la que Disney nos vendió. La rubiecita niña rebelde, holgazana, con un ligero trastorno de déficit de atención e hiperactividad, que siguiendo al conejo blanco de reloj dorado cae en un mundo lleno de cosas que el suyo no tiene (creo que el mundo de muy pocos tiene, sin ayuda, lo que ella encuentra ahí). Creo que ha habido más adaptaciones y al parecer han sido poco exitosas o algo de mucho culto, porque a mi comercial mente no acude una referencia reciente o memorable. Lo cual nos lleva a la premiere de la última película de Tim Burton: Alicia en el País de las Maravillas, su última realización repleta de detalles cuidados y de esas atmósferas que tan bien sabe proveer Tim, pero que son tan poco diferentes unas de otras. Si bien el film es original en cuanto a la idea (una secuela que en realidad no existe), la ejecución es menos creativa. La historia de la que llega de nuevo con sus viejos “amigos” (en realidad ella no se hizo amiga de nadie en la historia original y todos la trataban de manera marginal y con algo de desdén) y que termina matando al dragón.

Me gustó la Reina Roja más que la Reina Blanca, porque con esta última no podía dejar de pensar en la princesa de la película “Enchanted” (en la que la princesa se sale del cuento a la vida real de Nueva York), y me la pasé haciendo asociaciones mentales. Pero si la Reina Roja me gustó, lo que me encantó fueron los soldados naipes rojos. La manera de correr se parece mucho a la película animada original, pero ponerles armadura fue un punto fuerte a favor en el diseño de estos personajes.

Los escenarios son como de la pesadilla de Jack antes de Navidad, como el cadáver de la novia, las ojeras de Alice son las ojeras de Edward Scissorhands, y así podría irme. El uso de 3D estuvo muy limitado, hubo un par de escenas que valieron la pena el uso de 3D, pero en general no se nota tanto, ni es tan disfrutable como en Avatar. La película me gustó. No más. ¿La volvería a ver? Mmm... no se, creo que prefiero vero de nuevo algún otro titulo o esperar un nuevo filme. ¿La recomiendo? Sólo si gustan de este género de cintas, de otra manera no les va a gustar. Eso o si son fans de Johnny Depp.

Yo le doy unas 3 estrellas de 5

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay una version porno...